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88/ ES UN NIÑO, MI BEBE

Muchos días me encontraba a mi esposo mirandome fijamente, aunque yo le apartaba la mirada enseguida, ya que sus preciosos ojos verdes me hacían que me derritiera y no podía dejar que cayera en su brazos por una simple mirada suya. El momento más duro supongo que para los dos era, cuando le apagamos...