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Capítulo 12: Verdades Dolorosas y Confesiones

Fernando arrugó el ceño, y la observó con seriedad.

—No diga eso —expresó—, no es bueno guardar tanto resentimiento y dolor en el alma —recomendó.

—¿Para qué? —inquirió Kate y se puso de pie. —¿Cambia en algo las cosas? —indagó observando a Fernando—, no de nada sirve andar quejándose por la vid...