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Una mañana sorprendente y un encuentro inesperado

Abro los ojos y veo que el reloj de la mesita de noche marca las ocho de la mañana, lo que me hace prácticamente saltar de la cama. Miro hacia el lado y Carlos ya no está en la cama, ni su ropa en el suelo. Probablemente se fue durante la noche, así que corro al baño porque llego tarde al trabajo. R...