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Enfrentando el abismo

Llegamos a nuestro loft, y puse a los niños a jugar en la sala antes de mirar a mi esposo y cruzar los brazos.

—Necesitamos hablar —dije firmemente.

Mi esposo asintió y agarró un cuaderno y nuestras cuentas. Nos sentamos en la mesa del comedor, y Carlos abrió el cuaderno, revelando varios saldos n...