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Capítulo 33 La muerte de un amigo

Dicen que todo hombre tiene derecho a ser un tonto al menos cinco minutos al día; me temo que Eva acaba de abusar de ese privilegio. Su primer error fue acercarse al cazador de vampiros y el segundo, aún más tonto, fue clavarle los colmillos en el cuello. Así que ahora tenemos a una furiosa Anastasi...