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Capítulo 18

—No tienes que estar aquí, ¿sabes?

Estaba nervioso como el infierno. La adrenalina corría por mi corazón palpitante y mis pulmones ya estaban llenos de aire superficial. Mis labios estaban pintados con un ceño desafiante, pero mi mano estaba apretando con fuerza el brazo de la silla de plástico gri...