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CAPÍTULO 37

Rax abrió la llave de la ducha, dejando que el agua fría cayera sobre su cabeza. Esto lo había hecho para calmar la excitación que todavía invadía todo su cuerpo. Hace unos minutos, con la poca fuerza de voluntad que le quedaba, se había separado de ella.

— ¡Ay...! — escuchó una ligera queja de dol...