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46. Al borde del fracaso.

Ariadna salió de la oficina:

—Padre Fausto, ¿me buscaba?

—Sí hija te venía a avisar que los niños están listos para recibir sus clases.

—Vamos entonces, deben estar impacientes. —Ladeó una leve sonrisa.

Ariadna y el Padre Fausto, se dirigieron a uno de los salones en donde los muchachitos de la band...