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72. MI CORAZÓN TE PERTENECE

De repente, una mano pasó por su cintura y sintió el aliento del pelirrojo rozando en su cara.

Él le subió la barbilla con un dedo y bajó su cabeza poco a poco para besarla.

Helen podía escuchar incluso su nervioso corazón, latir como un tambor, golpeando su pecho, de lo nervioso que estaba.

Miró...