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49. MI TIERNA ESPOSA

Henry tragó en seco ante la visión esos tiernos pechos al descubierto, el duro pezón rosado, llamándolo y tentándolo.

Bajó la cabeza y dio una suave lamida, rodó la punta de su lengua por toda la aure0la, provocando y probando, sintiendo las reacciones de Eva.

— Mmm, delicioso - sopló encima de la...