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45. INGRATITUD

Todas las doncellas se enderezaron de repente asustadas, tirando los cigarrillos y dejando de tomarse sus jugos.

La tal Lidia se llevó la mano al rostro enrojecido. Por muy delgada que Eva pareciera, tenía la fuerza de alguien acostumbrada al trabajo duro.

— ¡He sido buena con ustedes, tolerante, ...