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40. COMENZAR UNA NUEVA VIDA

— ¡Claro, claro, mira mi cabeza, disculpa, es que no lo esperábamos! - enseguida se puso a sacar un manojo de llaves del bolsillo y se apresuró a abrir la enorme reja, que chirrió de forma espeluznante cuando se abrió finalmente.

— Lisa se va a morir de la alegría cuando lo vea, Señorito, no import...