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Capítulo cincuenta y tres

Me enfrenté a él. —Solo dices eso porque no eres tú quien está en mi lugar. Solo da gracias y yo seré el primer nieto del hombre.

—Estás realmente confundido, primo— me respondió Andrea, luego sacó de su bolsillo de la falda un paquete de cigarrillos y un encendedor rojo.

Probablemente estés sorpr...