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Capítulo 4

Capítulo Cuatro:

Mientras corrían por los oscuros callejones, Emily podía escuchar el sonido de sus perseguidores acercándose. Su corazón latía con fuerza en su pecho y sentía su respiración entrecortada y jadeante. Nunca había estado tan asustada en su vida.

—¡Rápido, por aquí!— gritó Ethan, agarrando la mano de Emily y tirando de ella hacia un callejón estrecho.

Mientras corrían, Emily podía ver el brillo del metal de las armas de sus perseguidores. Podía escuchar sus pesados pasos golpeando el pavimento detrás de ellos, cada vez más cerca.

Justo cuando Emily pensaba que estaban perdidos, Ethan los condujo a un pequeño edificio abandonado. Subieron corriendo un tramo de escaleras y entraron en una pequeña habitación.

—¡Cierra la puerta!— gritó Ethan, empujando una vieja mesa desvencijada contra la puerta.

Emily miró alrededor de la habitación, sus ojos se movían de un lado a otro con pánico. No había salida.

—¿Qué vamos a hacer?— susurró Emily, con la voz temblorosa.

—Esperaremos aquí hasta que se rindan— dijo Ethan, con una voz sorprendentemente calmada. —No podrán encontrarnos aquí.

Emily miró a Ethan, sorprendida por su repentino cambio de actitud. Esperaba que él estuviera tan asustado como ella.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?— preguntó Emily, con la voz apenas audible.

Ethan miró a Emily, sus ojos llenos de determinación. —Porque no voy a dejar que te pase nada. Prometí mantenerte a salvo, y eso es exactamente lo que voy a hacer.

Emily miró a Ethan, sintiendo un atisbo de esperanza. Tal vez él no era el enemigo después de todo.

De repente, hubo un fuerte golpe en la puerta. Emily saltó, su corazón acelerado.

—¡Sabemos que están ahí!— gritó una voz desde afuera. —¡Salgan con las manos en alto!

Emily miró alrededor de la habitación, sus ojos se movían de un lado a otro con pánico. No había salida. Estaba atrapada.

—¿Qué vamos a hacer?— susurró Emily, con la voz temblorosa.

—Tenemos que esperar— dijo Ethan, con voz calmada y firme. —No podrán encontrarnos aquí. Solo tenemos que quedarnos callados y esperar a que se vayan.

Emily asintió, sintiéndose un poco más tranquila ahora que Ethan estaba tomando el control. Se sentó en el suelo, abrazando sus rodillas contra su pecho. Podía sentir su corazón latiendo con fuerza en su pecho y escuchar el sonido de su respiración resonando en la pequeña habitación.

Los golpes en la puerta continuaron durante lo que pareció una eternidad, pero finalmente, se detuvieron. Emily soltó un suspiro de alivio, sintiendo cómo la tensión en su cuerpo comenzaba a disminuir.

—Se han ido— dijo Ethan, moviendo la mesa lejos de la puerta.

Emily se puso de pie, sintiéndose un poco temblorosa. —¿Qué hacemos ahora?

—Tenemos que salir de aquí— dijo Jack, mirando alrededor de la habitación. —No podemos quedarnos mucho tiempo. Volverán.

Ethan asintió. —Tiene razón. Tenemos que encontrar una manera de salir de aquí.

Mientras caminaban por el pasillo, Emily no podía sacudirse la sensación de que los estaban observando. Miró a su alrededor, pero no vio a nadie sospechoso. Sin embargo, no podía dejar de sentir que el peligro acechaba en cada esquina.

De repente, un SUV negro se detuvo bruscamente frente a ellos y varios hombres saltaron, blandiendo armas.

El corazón de Emily latía con fuerza en su pecho mientras escuchaba el sonido de los disparos. Cerró los ojos, rezando para no ser alcanzada.

Cuando los disparos cesaron, Jack ayudó a Emily y a Ethan a levantarse. —¿Están bien?— preguntó, revisándolos en busca de heridas.

Emily asintió, su corazón aún acelerado. —Sí, creo que sí.

—Tenemos que seguir moviéndonos— dijo Ethan, con urgencia en su voz. —Todavía nos persiguen.

Mientras corrían por la calle, Emily podía sentir la adrenalina recorriendo sus venas. No podía creer que esto le estuviera pasando. Siempre se había considerado una persona normal. Nunca esperó estar huyendo por su vida.

De repente, Jack agarró el brazo de Emily y la arrastró hacia un callejón cercano. —Tenemos que escondernos— susurró, señalando un contenedor de basura.

Emily arrugó la nariz por el olor, pero sabía que no tenían otra opción. Se metieron en el contenedor, bajando la tapa sobre ellos.

Mientras esperaban en la oscuridad, la mente de Emily se llenaba de preguntas. ¿Quiénes eran estas personas? ¿Por qué los perseguían a ella y a Ethan? ¿Y qué querían?

De repente, escuchó pasos acercándose. Su corazón saltó a su garganta al escuchar el sonido de la tapa levantándose.

—Te encontré— dijo una voz triunfante.

Los ojos de Emily se abrieron de horror al ver el rostro de uno de sus perseguidores. Intentó salir del contenedor, pero era demasiado tarde. El hombre la agarró del brazo, sacándola a la intemperie.

—¡Suéltame!— gritó Emily, luchando contra el agarre del hombre.

—Lo siento, querida— dijo el hombre con una mueca. —Pero vienes con nosotros.

Emily sintió una oleada de pánico mientras el hombre la arrastraba hacia el SUV que esperaba. Podía escuchar a Ethan y a Jack gritando por ella, pero no podía verlos.

De repente, hubo un borrón de movimiento y Emily sintió que el agarre del hombre se aflojaba. Se giró para ver a Ethan, su rostro contorsionado de rabia, atacando a su captor.

El hombre retrocedió tambaleándose, sujetándose el estómago mientras Ethan le propinaba golpe tras golpe. Emily observó con asombro cómo Ethan repelía al atacante, sus puños volando con una furia que nunca había visto antes.

Finalmente, el hombre se desplomó en el suelo, inconsciente. Ethan se volvió hacia Emily, sus ojos ardiendo de intensidad.

—Vamos— dijo, agarrando su mano. —Tenemos que salir de aquí.

Emily siguió a Ethan mientras él la alejaba de la escena. Podía escuchar sirenas a lo lejos y sabía que tenían que moverse rápido.

Mientras corrían por la calle, Emily miró a Ethan con una nueva perspectiva. Siempre lo había considerado una persona tímida y modesta. Pero ahora, lo veía como un feroz luchador, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para mantenerla a salvo.

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