




8- Carta a Patrick
Patrick
Carta a Patrick:
Patrick, ahora sé que el destino no lleva tu nombre. Mi luna viajera, en algún lugar del mundo estás tú. Con tus años de cruces y soles. Y la sabiduría matriarcal de tu familia besando tu frente. Todo lo que no sé sobre la vida se extiende sobre tu mente, y lo mantienes oculto bajo tus palabras. Como el manto de estrellas en el universo formando silenciosamente constelaciones encendidas por los besos en tu frente. Te abres, mostrándote al mundo, acariciando tu vida con la dulzura de alguien que teme herir a otros con sus propias astillas, y esconde su brillo para evitar despertar envidia. Te muestras cauteloso y prudente, y yo espero para revelarme ante ti. Descubro tu poder creativo en tus ojos, en esa mirada de niña y joven. Tu sonrisa resplandeciente brilla sobre mi coquetería inmortal. Me adorno para ti como una bailarina que danza para su luna. Cuando solía bailar en mis años pasados, y tú sonreías en mis sueños. Sobrevivo riendo, deseando que me salves, que me salves sin que yo lo pida, sin buscarte, sin saber cuán ahogada estoy. Mis lágrimas llevan tu nombre, y las seco con la misma delicadeza con la que se acarician las plumas de un pájaro.
—Déjame ver esos ojos de búho— solías decir, inspeccionando mis ojos cada vez que estaba a punto de llorar.
—Tienes la mirada de un gato— me asegurabas, a punto de hacerme sonreír y detener las llaves de agua ahora abiertas. Te amaba porque sabías leer mis ilusiones en mis pupilas, y hacías todo lo posible por borrarlas con sonrisas antes de hacerme llorar.
Hoy me han dicho que cada día me parezco más a ti. Porque me he vuelto modesta y distante. Prudente respecto a mis problemas; ahora escucho y pregunto sobre los demás antes de tener que hablar de mí misma. Busco escapar, y al hacerlo, te evado. Cavo un túnel lleno de luz para esconderte allí y luego cubrirte con noche y oscuridad. Cuando todos se van y la soledad reina, te siento brillar en lo profundo de mis pensamientos, en cada decisión que tomo, en cada paso que doy hacia mis metas. Espero llegar a ser como tú. Así como cada día querías parecerte a tu tía Catrina cuando eras una estrella brillando en el cielo: querías derramar tu luz sanadora sobre todos los seres que se habían perdido en su propia oscuridad. Mis pensamientos convergen en un "deseo", deseo parecerme más a ti. Que mi vida sea un reflejo de tus sueños porque la verdadera realización radica en motivar y lograr por ti, y convertirme en luz a tu lado. Ver el cielo sin música, escuchar el silencio de las estrellas y saber que todo lo que suena, se expande, se enrosca y se libera, nace de tu cuerpo. Perdona mis sentimentalismos Patrick, pero no sé cómo escribirte de otra manera, ni mirarte, ni sonreírte, ni siquiera hablarte desde otro lugar que no sea la dulzura y la ternura. Desde allí me aferro como una llama que enciende mi alma, me haces arder como una hoguera que quema, se mueve y te transforma. Mi latido es una canción compuesta con una promesa dentro, entrelazada con la tuya, desde aquella vez que abrí mi boca y tus latidos subieron por mi garganta. Patrick, nunca te lo dije, pero te hice una promesa la primera vez que te besé: "Algún día bailaré contigo hasta que las luces se rindan a tus pies y el caos y el silencio reinen, y ya no temeremos nada."
Te dije, en un beso plateado, lo hermosas que me parecían tus caricias, como un rayo de luna sobre mis hombros. Reloj, detén tu curso por un instante, y deja que el futuro me llame y me enrede a su antojo si logro alcanzar tu boca. Quiero llevar tu Venus, virgen y pura, en mi carne, huesos y pupilas. Si me das mil razones para confiar en que mi amor propio me consuela en la ausencia del tuyo. Seguiré amándome y cuidándome para cuidar la parte de ti que envuelve mi existencia. Si te llevo, hermosa, en mis pasos, tus caricias en mis manos, tu voz en mis gritos, y tu risa en mis cosquillas, si llevo tu fuerza, sobre todo tu fuerza, en cualquiera de mis pasos; será la mejor manera que tengo de cuidarte. Si mantengo la sutileza que posees para arriesgarte y actuar en cada una de mis inacciones, lo cual no significa más que la extensión de algo momentáneo que está destinado a perderse entre tus manos, como el miedo que siento de convertirme en humo en tu vida, como el agua fría que acaricia y limpia tus manos antes de alejarse de ti. Soltar, saltar, volar. Ser libre y ser del viento. Fragmentarme en mil pedazos cuando me tocas, como la arena que se convierte en mi cuerpo cuando me acaricias y el tiempo comienza a correr, más rápido, mucho más rápido que cualquiera de mis movimientos ondulantes y ansiosos por descubrirte dentro de cada una de mis sensaciones. Que te amo, que te amo hasta morir, Patrick, hasta matar a quienes te lastimen, que te amo incluso sin desearte, respetando tu libertad. En tu fusión con todo y tu fragmentación que te acerca a la nada. La tranquilidad y serenidad que inspiras en mí es el medio, no el fin.
Oh Patrick, te deseo con la misma fuerza que te deseé antes de tropezar con tu presencia la primera vez que te vi, sin siquiera saber tu nombre; sin conocer la intensidad de mi deseo, ni el carisma de mi cuerpo y la chispa encendida en mi corazón por tu existencia.
Con amor,
Dasy