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Capítulo 44: Solo quedan las ganas de llorar.

Santiago la tomó de las manos inclinó su rostro para quedar muy cerca del de ella, entonces Alba, sintió un temblor recorrerle la piel.

—Tú me ocultaste que estabas embarazada. Yo no soy un brujo para haber adivinado. No me puedes juzgar por eso. No es justo —reclamó Santiago, mirándola directo a lo...