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Las cosas se van aclarando

Ryker caminaba como un león enjaulado entre las cuatro paredes de su oficina, en los altos de uno de los galpones cercanos a la bahía de descarga de los barcos. Tenía el semblante hosco y los labios apretados, signos claros de la rabia e impaciencia que lo agobiaba en esos momentos.

Y es que eran y...