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Un pequeño inconveniente

Como había gritado cuando Clyde lo tomó por el cabello, tanto el flaco como el otro individuo voltearon para ver qué ocurría, apenas podían medio ver las siluetas a esa distancia, uno era muy alto y el otro se debatía en el aire.

—¡Pero qué diablos! —dijo el flaco— Charlie, ¿eres tú? gritó hacia el...