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Una leve sospecha

Clyde dejó a Sandra en una silla de la biblioteca aparentemente sin esfuerzo alguno.

—¡Caray! —la expresión de sorpresa salió espontáneamente de la boca de la chica— Parece que trabajas mucho en el gimnasio, ¿eh?

—No mucho —mintió descaradamente Clyde, porque él nunca iba al gimnasio. Adam miró ha...