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Ya está muerta

—¡Suelten a la presa! —manda el anciano desde el palco al hombre que se encuentran allí vigilando, Lizzie ya está sola en el ruedo, con la mirada fija en el poste donde Amber, muy malherida, se encuentra atada de manos y pies—. Quiero ver si vales esta apuesta que este hombre ha puesto sobre tu cabe...