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No me gustaría estar en tu lugar

Con un andar torpe, Mercedes, va hasta el sótano donde se encuentra Adelaide.

Con un cuenco de agua en una mano, vendas y desinfectantes en otra se detiene frente al guardia, quien la mira de manera indiferente.

—Tienes quince minutos —dice él abriendo la puerta para que la sirvienta pase. Mercede...