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Ella desapareció

A la mañana siguiente, la puerta de Adelaide se abre y una joven sirvienta, que nunca antes había visto, entra con una charola. ¿No había dicho su esposo que nadie podía entrar, excepto los guardias?

—Traigo su comida indicada, señora —dice ella dejando en la mesa todo lo que trajo. Adelaide ni siq...