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Nadie puede tenerlo

—Este lugar es hermoso —dice Adelaide tan suave que Egil apenas logra oírla. A su espalda la observa detenidamente mientras ella recorre paso a paso el sitio.

De cierto modo, Egil refleja a su madre en Adelaide. A ella también le gustaba leer novelas y llevar vestidos y maquillajes sencillos. Su tí...