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Aún me amas

La entrepierna de Adelaide se empieza a manifestar con un cosquilleo delicioso, solamente con esas palabras, uno que no sentía hacía demasiado tiempo. Su piel se empieza a erizar ante el rozar delicado de los dedos de Egil en su pezón.

Como arte de magia, una gota de leche se asoma en la punta y Eg...