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Gracias por todo.

Abracé a mi abuela, dejando atrás todas mis preocupaciones. Agradecido por su apoyo, le di el cariño que no había sentido en mucho tiempo.

Con una sonrisa feliz, ella entregó mi mano a Andreia y la ceremonia comenzó. Nuestras sonrisas cubrían nuestros rostros de oreja a oreja, y yo era el hombre má...