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Lágrimas

Hace unos días recibí un mensaje en mi celular de la familia de Anabela. Estaba muy reacio a leerlo porque estaba ocupado con el caso judicial de mi abuelo.

En el pasado, había pedido a varios colegas que me ayudaran con la custodia de mi hija. Todos me dieron la misma respuesta.

—Lo siento, Boris...