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Para morder.

Solo podía dormir en su cama donde la poseía cada noche.

Anabela, al darse cuenta de que la habían dejado atrás, fue tras ella y la observó dormir en la cama de otra mujer con una celosa incontrolable. Evité una discusión y la eché, dejando la puerta cerrada con llave.

Saqué la única foto que tení...