Read with BonusRead with Bonus

54

—¡Xu Liunian!

Liang Peiqing gritó tan fuerte que Xu Liunian sintió que estaba a punto de quedarse sorda. Solo entonces escuchó al otro lado del teléfono a alguien jadear por un largo rato antes de calmarse.

—Xu Liunian, me disculpo por lo que pasó más temprano. Fui yo quien se enojó porque no inve...