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NO PIENSES QUE PUEDES VENCERME

—¿No sabías ya si tenía conciencia o no? —Xu Liunian no se dejó intimidar.

La atmósfera cayó en un punto muerto.

Una llamada telefónica fuerte y clara rompió el silencio, y Lu Jianqing contestó el teléfono. No sabía lo que la otra parte dijo, pero su expresión cambi...