




3
Me pasa el contrato y el certificado de matrimonio.
—Puedes agregar lo que quieras— me siento y tomo el papel.
El contrato básicamente decía que este matrimonio iba a durar 2 años, que él me iba a ayudar en lo que quisiera, que iba a asistir a eventos sociales siendo la Sra. Huberman, al final los bienes no se repartirían, me iban a pagar 12 millones de libras al año por ser su esposa y lo más importante, nadie podía saber que todo era falso.
—Solo necesitas firmar aquí— señalo un pequeño espacio con mi nombre
—y aquí— señalo otro papel.
Toma la pluma para firmar.
La verdad es que el trato era justo, así que firmo ambos papeles.
—Perfecto— dijo muy feliz, su alegría me asustó.
Sacó una caja muy hermosa y elegante de su saco, la abrió y vi un hermoso anillo de oro rosa, tomó mi mano y lo deslizó por mi dedo. Sacó otra caja igualmente hermosa y mostró un anillo precioso con pequeños diamantes incrustados, sin duda era el mejor anillo de bodas que había visto y por Dios, esto mostraba lo rico y poderoso que era este hombre.
Pero eso no me molestaba, que mostrara lo rico que era más a menudo.
—Son hermosos— fue lo único que logré articular, él no dice nada, solo asiente.
Extendí mi mano frente a mí para admirar los anillos.
—Dame tu dirección y mi personal irá a buscar tus cosas.
—Puedo ir yo misma.
—Pero no lo harás— dijo el demandante.
Lo miré con las cejas casi juntas por cómo me respondió.
—Solo dile a mi personal que quieres que te lleven y lo harán. No creo que quieras llevar demasiadas cosas— dice esta vez más calmado.
Asentí en acuerdo, dudé un poco por su actitud, pero al final logré hablar.
—Pero tengo que ir a hablar con el dueño del apartamento— mi voz sonó avergonzada.
Le debía miles de libras al anciano, ¿cómo no estarlo?
—¿Sobre la renta?
Este hombre es realmente aterrador, sabe todo sobre mí.
—No te preocupes, yo lo pagaré por ti.
Dios, este hombre siempre está un paso adelante.
Aparentemente notó mi confusión y habló.
—No pensaste que me casaría con una completa desconocida— dice burlonamente, pero había algo más en su tono, algo más profundo e indescifrable, como si supiera exactamente con quién estaba hablando desde el principio.
...
Cuando llegué a su mansión quedé totalmente asombrada, nunca había estado en esta área en mi vida, todo aquí gritaba lujos que no puedo permitirme. Entramos a la casa y una señora un poco mayor nos saludó.
—Señor, no esperaba verlo aquí tan temprano— dijo mientras lo ayudaba a quitarse el abrigo.
¿Temprano? Son casi las 10:00 de la noche.
Una joven me ayudó a quitarme el abrigo.
—Ella es mi esposa, Gabriela Cruise— me presentó a ambas mujeres.
—Hola, querida, soy la Sra. Cooper— la anciana me ofreció su mano aún con el ceño fruncido, con gusto la estreché— y ella es Carla, mi hija— señaló a la joven.
Le sonreí en su dirección.
—Sra. Cooper, ¿sería tan amable de darle a la Sra. Huberman un recorrido por la casa?— No esperó una respuesta, porque tan rápido como lo dijo se fue a Dios sabe dónde.
A la Sra. Cooper no pareció importarle la repentina desaparición de su jefe y me tomó del brazo para empezar a guiarme por los amplios pasillos.
—No esperaba que el pequeño Chris se casara tan pronto— susurró.
¿Pequeño? Yo diría grande.
—Nos habló tanto de ti que estábamos ansiosas por conocerte.
¿Qué? ¿Estaba hablando de mí?
Eso avivó mi pensamiento de que si él sabe todo sobre mí.
—Pero me alegra que finalmente haya alguien que ilumine sus días— interrumpió mi pensamiento, la miré con una sonrisa muy fingida en mi rostro.
Estaba muy segura de que no iluminaría sus días, ni siquiera lo conozco y no soy exactamente la persona más divertida o feliz del universo.
Después de un largo viaje, me llevaron a lo que sería mi habitación, o eso supuse.
El dormitorio era muy hermoso, pasé mi mano por el tocador, la cama King size, las puertas de madera, la televisión, la mini sala de estar, había muchos objetos excesivamente caros en este dormitorio, ni siquiera con todos mis muebles viejos podría comprar la cama. Abrí una de las puertas y encontré un armario exageradamente grande, aunque vacío en ciertas áreas, la única ropa que ocupaba el lugar era ropa de hombre, pero no le di demasiada importancia.
Por Dios, esto parece una mini-ciudad de ensueño.
—En cuanto lleguen tus cosas, las arreglaremos y el armario se verá mejor.
—Está bien— me senté aún aturdida con la habitación.
Sigo a la Sra. Cooper que entra por una de las puertas del armario.
—Este es el baño.
Sin palabras, el armario y el baño eran del tamaño de mi apartamento, y me sentí demasiado humilde en este lugar lleno de lujos.
—Supongo que no trajo algo para dormir— niego sonrojada— Mi hija puede prestarle algo, si quiere.
—Eso sería maravilloso— asentí.
—Relájese, le traeré algo en un momento.
Me di un baño en la gran tina, y vale la pena mencionar que fue genial, nunca he tomado un baño tan relajante en mi vida. Esto es más de lo que jamás imaginé, por qué digo que esta mañana me desperté siendo miserable y ahora tengo todo esto bueno, sin embargo, realmente no lo tengo.
¿Qué quiere ese hombre a cambio?
Salí del gran armario ya cambiada con la ropa para dormir de Carla, y vi a Christopher acostado en la cama viendo algo en su laptop. Estaba demasiado asustada, este hombre aparecía y desaparecía constantemente.
—¿Qué haces aquí?— Me llevé una mano al pecho para calmar mi corazón acelerado por el susto.
—Es mi habitación— dijo obviamente.
¿La Sra. Cooper me había traído a su habitación?
Bueno, obviamente, ella no sabe que todo es una farsa— me respondió mi conciencia.
Mi respiración es un desastre por mi micro-ataque al corazón, esta casa voy a admitir que da un poco de miedo, es decir, es gigantesca, y solo los dos estamos aquí arriba. Aunque ahora que lo pienso, la ropa de hombre en el armario ya tiene sentido.
—No te preocupes, no pasará nada... A menos que quieras— dice sin quitar los ojos del dispositivo hasta que dice lo último y solo dirige su vista hacia mí por microsegundos.
Eso es lo que menos me preocupa, créeme, ahora mismo casi me causas un ataque de susto.
Intenté respirar profundamente y calmarme.
—¿Te quedarás ahí para siempre o vendrás?— esta vez sí quitó los ojos de su laptop y todos mis esfuerzos por tranquilizar mi asustado corazón se fueron por el tubo, ahora no estaba asustada sino nerviosa.
—¿Dormiremos juntos?— murmuré un poco avergonzada.
—Bueno, no veo otra cama, así que supongo que sí— desvié mi vista al sillón más grande de la habitación y luego la devolví a él.
Él entendió y se rió. Se rió.
—No, claro que no— dijo aún divertido—, esta es mi casa y no dormiré en el sofá, además la cama es demasiado grande, no pasará nada.
—Quizás sería mejor si durmiera en otra habitación.
—¿Y que mi personal piense que no somos una pareja real?
Tenía que intentar librarme de tener que dormir junto a él, pero tenía razón.
—Tienes razón— intenté convencerme de que no pasaba nada, caminé hacia otro rincón de la cama, quité el edredón y me acosté.
Esto era incómodo, bastante incómodo.
—Mañana iremos al centro comercial.
—¿Por qué?— me giré para verlo mejor.
—Necesitas ropa— nuevamente solo miró la pantalla.
—Tengo ropa— le divirtió mi comentario.
—Cómo decirlo— lo pensó por un momento, cuando pareció encontrar las palabras sonrió y me miró— tu ropa es... silvestre, humilde, no acorde a...
—Basta, entendí— lo detuve, me dio una sonrisa mostrando sus hoyuelos y volvió a prestar atención al dispositivo.
Suspiré profundamente y apagué la lámpara de mi lado para finalmente descansar.