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Corazones entrelazados

El calor volvió a enrojecer mis mejillas mientras él rodeaba mi clítoris, sus ojos oscureciéndose al hacerlo. Desabrochó su cinturón y gemí cuando sacó su pene, ya completamente erecto y la punta abultada contra su mano mientras lo limpiaba con el paño. Verlo arrodillado entre mis muslos con su grue...