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CAPITULO 8

Lindsey llegó a la mansión como de costumbre, cuando estaba dando unos pasos en la punta de las escaleras escuchó una voz intimidante.

—¿Dónde estabas?

Lindsey pone los ojos en blanco y volteo para mirarlo—. ¡Buenas noches, Kyle! ¿Cómo estás?

—Para ti soy el señor de la casa, debes dirigirte a mí...