Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 108

Perseo, cegado por la ira, anhelaba matarla con sus propias manos. Estaba frustrado por no poder transformarse, pues la conexión con su lobo se había desvanecido. Con un gesto rápido y preciso, colocó la fría hoja de la espada contra el delicado cuello de Eos.

—Tú no te apartas de este lugar. Soy t...