Read with BonusRead with Bonus

30

La oscuridad que siguió al ataque era abrumadora. No había sonido, ni luz, solo una sensación de inmovilidad absoluta. No sabía dónde estaba, no sabía qué me había pasado, pero mi cuerpo respondía a los instintos más primitivos, tratando de protegerse del peligro inminente.

Mis pulmones estaban lle...