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La posesión del alfa 25

Zelda tropezó contra la puerta por el empujón, su brazo hormigueando de dolor. Furiosa, estaba a punto de replicar, pero al escucharle preguntar por Rishima, su ira se enfrió y fue reemplazada por una sensación de triunfo.

—¿Estás buscando a mi Rishima? ¡Demasiado tarde! Sigue soñando.

Zelda se hu...