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Capítulo ochenta y seis

El momento en que entramos en la cafetería, supe que algo andaba mal. El aire estaba cargado de inquietud, la tensión crepitaba como una tormenta a punto de estallar. Las conversaciones eran susurradas, y las brujas se agrupaban en pequeños círculos, con expresiones sombrías. La rutina matutina habi...