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Capítulo ochenta y uno

El aire de la mañana estaba cargado de tensión mientras nos reuníamos en el claro. El entrenamiento había sido brutal hasta ahora, llevándonos al límite, pero hoy se sentía diferente. Más pesado.

Eira se paró frente a nosotros, sus ojos plateados inescrutables. —El desafío de hoy será diferente a c...