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Capítulo setenta y siete

Después de la batalla y mi experiencia cercana a la muerte, mis compañeros insistieron en que descansara. Eira me había dado el día libre de entrenamiento, lo cual debería haber sentido como un regalo, pero en su lugar, me sentía... rara. Inquieta. Incómoda.

Sabía por qué. La pelea en Armenia me ha...