Read with BonusRead with Bonus

Capítulo cincuenta y siete

Después de tomar una ducha, me senté al borde de mi cama, tocando con cuidado mis costillas adoloridas cuando escuché un golpe en la puerta. Fruncí el ceño.

—¿Quién es?

—Soy yo —dijo la voz de Austin—. Déjame entrar.

Dudé, pero finalmente abrí la puerta. Austin entró, sosteniendo un pequeño frasc...