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Capítulo cincuenta y dos

Las enormes puertas de madera crujieron al abrirse, revelando un gran salón que parecía extenderse infinitamente. El techo era increíblemente alto, adornado con velas flotantes y luces brillantes que bañaban la sala con un cálido resplandor dorado. Largas mesas se extendían por el suelo, cada una ll...