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Capítulo cincuenta

Entré en mi habitación, la puerta se cerró suavemente detrás de mí. El espacio era más grande de lo que había esperado, con techos altos y ventanas amplias que permitían que la luz del atardecer se filtrara. La habitación estaba amueblada con una gran cama cubierta con sábanas plateadas y azul media...