Read with BonusRead with Bonus

Capítulo cuarenta y cinco

Esa noche, mientras yacía en la cama, mis pensamientos giraban como una tormenta imparable. El peso de lo que Eira me había dicho ese día me oprimía el pecho, dificultándome respirar. El destino de mi manada, mi especie y posiblemente el mundo descansaba sobre mis hombros. ¿Podría realmente hacer es...