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Capítulo treinta y seis

Me desperté con un jadeo, el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Por un momento, no pude decir dónde estaba, el recuerdo del sueño aferrándose a mí como una densa niebla.

Mis manos agarraron la manta con fuerza, y miré al techo, mi respiración llegando en ráfagas superficiales. Se había sentid...