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Capítulo veinticinco

La clase de gimnasia siempre había sido mi parte menos favorita del día escolar, y hoy no era la excepción. Mientras me quedaba al margen del campo, viendo a Elijah e Isaiah pavonearse como si fueran los dueños del lugar, consideré seriamente escabullirme y esconderme en la biblioteca.

Pero, por su...