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Capítulo veinte

El día se alargó más de lo que creí posible. Cada clase se sentía interminable, cada pasillo otro desafío de susurros y miradas. Para cuando sonó la última campana, estaba más que lista para irme a casa y dejar atrás la atmósfera sofocante de la escuela.

Mientras sacaba mi bicicleta del estacionami...