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Ciento once

Me senté en la mesa de madera del café, mis dedos tamborileando distraídamente sobre el cuaderno frente a mí mientras leía en voz alta las líneas del acertijo:

“Por el lago iluminado por la luna, las reflexiones guían,

Símbolos ocultos en las ondas, donde los secretos residen.”

Fruncí el ceño. —¿...