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Capítulo ciento tres

El momento en que el coche se detuvo bruscamente, mi estómago dio un vuelco.

Antes de que mis amigos pudieran decir algo, abrí la puerta y me tambaleé hacia la acera, apenas logrando salir antes de vomitar en el pavimento.

El mundo a mi alrededor giraba, el suelo se inclinaba bajo mis pies. Me aga...