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Capítulo 59. Era cosa del destino

Verónica se sentó en la silla más cercana al sentir que sus piernas le fallaban.

—¿Cómo es posible? —susurró más para ella que para Alessandro.

Él se acercó a ella y la tomó de la mano.

—Espero que la aparición de Milena en la vida de Isabelle sea una mera casualidad, Vero, no quiero pensar que t...