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Me quedo mirando a Remata por un segundo, pero vuelve a dispararle a mi chica, lo que hace que se me nuble el juicio.

—¡Ya basta!—grito consumido en la ira.

Ella voltea a verme, pero mi morada se dirige a mi esposa, quien se esta desangrando, su cara esta llena de barro, los pies descalzos, cortad...