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Capítulo 50

Regresamos a casa debajo de un cielo nublado y un viento frío que augura lluvia.

—¿Estás bien? —Gael me pasa una taza con café. Asiento con la cabeza.

—¿Tú lo estás? —le devuelvo la pregunta. Gael se sienta a mi lado y me acaricia el cabello.

—Junto a ti siempre lo estoy, pero... —Bebe de su taza...